En la industria del procesamiento de aceites vegetales, la pureza del producto y la eficiencia productiva son factores clave que determinan la competitividad global. Recientemente, una empresa internacional dedicada al procesamiento de aceite de girasol ha logrado una transformación destacable mediante la implementación de tecnologías avanzadas de filtración: un sistema combinado de filtrado al vacío y filtros de hojas a presión.
La planta enfrentaba serias limitaciones relacionadas con la eliminación de impurezas y la optimización de su proceso productivo. Los niveles de impurezas en el aceite crudo alcanzaban hasta un 10%, lo que comprometía la claridad y estabilidad del producto final, resultando en pérdidas económicas considerables y altos costos operativos por reprocesos frecuentes. Paralelamente, la capacidad productiva estaba estancada debido a los cuellos de botella en la etapa de filtración, limitando el volumen producido por día.
Para responder a estos retos, se seleccionó una solución híbrida que integra un filtro de aceite al vacío con un filtro de hojas a presión. El filtro al vacío optimiza la eliminación de sólidos y componentes volátiles, mientras que el sistema de hojas presurizadas refina el proceso capturando partículas de menor tamaño y mejorando la homogeneidad del aceite filtrado.
El despliegue de la nueva instalación se ejecutó en un periodo de seis semanas, comprendiendo montaje, calibración de equipos y pruebas operativas en condiciones reales. Se impartió formación a los operadores sobre manejo seguro y optimización del mantenimiento preventivo, logrando una rápida adaptación sin interrupciones significativas en la producción habitual.
Los indicadores obtenidos post-implementación destacan:
La selección del equipo acorde a las necesidades precisas de la planta fue clave: priorizar sistemas modulares y escalables facilitó futuras ampliaciones. El mantenimiento predictivo, basado en monitoreo constante de presión y caudal, asegura la longevidad y desempeño óptimo del sistema. Se recomienda establecer protocolos estrictos de limpieza y revisión periódica para prevenir obstrucciones y asegurar la calidad del aceite.
Este caso ilustra el impacto decisivo que tiene la etapa de filtración en la cadena de valor del aceite comestible: no es solo un proceso técnico, sino un factor estratégico para elevar la calidad y eficiencia. Incorporar tecnologías de filtración avanzadas representa una inversión que se traduce en rentabilidad sostenible y posicionamiento internacional, ofreciendo a las plantas una ventaja competitiva clara.
“No se trata solo de filtrar, sino de un salto en la calidad – haciendo que cada gota de aceite merezca total confianza.”