En los últimos cinco años, la industria alimentaria ha visto un crecimiento del 12% anual en la demanda de aceite de soja, impulsado por su uso en alimentos procesados, biocombustibles y productos cosméticos. Pero ¿cómo se asegura que esta alta demanda se cumpla con eficiencia, calidad y sostenibilidad? La respuesta está en la evolución tecnológica de los equipos de extracción.
La tecnología tradicional de prensado mecánico solo recupera entre el 70-75% del aceite disponible en las semillas. Sin embargo, al combinarlo con extracción con solventes (como el hexano), se puede aumentar esta tasa a más del 98%. Esto no solo mejora la rentabilidad, sino que también reduce el desperdicio de materia prima —un factor clave para fabricantes internacionales que operan bajo presión de costos y regulaciones ambientales.
Proceso | Recuperación de aceite (%) | Consumo energético (kWh/kg) |
---|---|---|
Prensado mecánico único | 70–75 | 2.1–2.5 |
Prensado + extracción con solvente | 96–98 | 1.3–1.6 |
Este modelo híbrido es especialmente popular en mercados como América Latina, donde la competitividad exige maximizar el rendimiento por tonelada de soja procesada. En Brasil, por ejemplo, una planta moderna implementó este sistema y logró reducir su consumo energético en un 30% mientras mejoraba la pureza del aceite (medida en ácidos grasos libres: de 0.8% a 0.2%).
Hoy en día, los compradores internacionales no solo evalúan la eficiencia técnica, sino también la huella ecológica. Equipos con sistemas de recuperación de solvente (como los de circuito cerrado) pueden reducir emisiones volátiles en hasta 95%. Además, la integración de calderas de biomasa o energía solar térmica en la etapa de desgerminación permite ahorrar hasta 25% en costos operativos a largo plazo.
Un caso real: una fábrica en Argentina que adoptó estas prácticas logró obtener la certificación ISO 14001 en menos de 12 meses. El impacto fue inmediato: sus clientes europeos comenzaron a priorizarlos como proveedores preferentes, incluso antes de comparar precios.
No todos los países tienen acceso igualitario a tecnología punta. Pero aquí está lo interesante: la innovación no siempre significa máquinas caras. Una solución modular basada en prensas hidráulicas de alta presión + extracción por percolación controlada puede ser adaptada a plantas pequeñas (5–10 toneladas/día) con resultados similares a grandes instalaciones.
El secreto está en la optimización del proceso, no en la escala. Y eso es exactamente lo que muchos productores de África subsahariana y Asia están descubriendo ahora: mejorar la calidad del aceite sin necesidad de inversión masiva.
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